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Si hay un símbolo unido al mundo de la belleza este es, sin duda, el pintalabios. Estos pequeños objetos de deseo son y han sido a lo largo de la historia la palabra de un lenguaje universal para hablar de la mujer, feminismo, consumo, cultura popular, política o ideología y hoy quiero descubriros parte de su historia.

Hace más de dos milenios, en la antigua Mesopotamia, las mujeres y también los hombres ya cubrían sus labios con mezclas de piedras semi-preciosas y ceras como símbolo de poder y feminidad. En civilizaciones posteriores como los griegos y los romanos el maquillaje quedó relegado a mujeres de vida alegre.

Durante la oscura Edad Media, época en la que la religión lo gobernaba todo, llegaron a aprobarse leyes que prohibían a las mujeres preocuparse por su aspecto físico y utilizar cosméticos. A pesar de ello las mujeres nunca han abandonado el gusto por la cosmética y esta gran industria ha ido creciendo año tras año, época tras época.

Fue la firma francesa Guerlain una de las primeras en darse cuenta de que el bálsamo labial se aplicaba mejor en forma de cilindro y las aristócratas francesas lo compraban envueltos en frágiles tubitos de cartón que tenían un gran problema: no podía producirse en grandes cantidades porque se aplastaban durante el almacenaje. Antes de que en 1884 la firma creara el primer pintalabios comercial gracias a perfumistas de Paris, las barras de labios se fabricaban de manera artesanal en casa y se guardaban en un fino papel de seda.

Poco después, en 1915, llegó la verdadera revolución de este cosmético. Fue un año en el que la producción en masa alcanzó este básico de maquillaje cuando el fabricante estadounidense Mourice Levy creó la barra de labios tal y como la conocemos hoy, con una funda de metal con un tope que permitía subir el carmín según este se iba gastando. De esta manera nació el pintalabios moderno y, con él, uno de los gestos universales asociados a la feminidad. Más adelante, en 1923 James Bruce Mason Jr inventaría el mecanismo giratorio para subir la barra que todavía utilizamos hoy.

Al convertirse en un objeto de consumo también había que venderlo como tal y es entonces cuando la publicidad entra en juego como la gran moldeadora del imaginario colectivo contemporáneo. La otra disciplina e industria que ayudó a ensalzar este básico fue el cine con mujeres como Audrey Hepburn, Marilyn Monroe o Rita Haywoth.

El pintalabios ha ido más allá y ha llegado a utilizarse como medida económica y de consumo. Fue Leonard Lauder, Presidente de la firma Estee Lauder, quien acuñó la expresión ‘lipstick index‘ para demostrar como en tiempos de crisis las ventas del rouge aumentaban llegando a crecer  en la Gran Depresión, por ejemplo, hasta un 25%. Esa innegable influencia histórica de la barra de labios a lo alrgo de la historia la pudimos ver también durante la II Guerra Mundial cuando el gobierno de Estados Unidos puso en marcha una campaña denominada Beauty as a Duty (la belleza como deber) que animaba a las mujeres a no descuidar su imagen para dar una apariencia de normalidad a pesar del conflicto bélico.

Después de varias décadas con los tonos intensos como protagonistas gracias a las divas del cine, en los años 60 el lipstick se transformó en naturalidad y nacieron entonces los tonos nude. Durante estos años la barra de labios era el gran símbolo de la feminidad hasta el punto de que las mujeres que no se maquillaban los labios eran consideradas lesbianas o se creía que padecían algún tipo de trastorno psicológico.

En los 70 volvieron los brillos y los excesos hasta tocar el techo en los 80 cuando nacieron tonalidades totalmente inéditas como los fucsias y los corales. En los 90 se combinaban diferentes estilos de las décadas anteriores aunque es cierto que el grunge siempre será recordado por sus tonos intensos y saturados.

En el siglo XXI la barra de labios ha ampliado su variedad hasta más allá de donde alcanza nuestra imaginación. En concreto, se estima que un tercio de las mujeres españolas maquilla sus labios a diario. La variedad de texturas es inacabable y la gama cromática infinita. Tanto es así que, a día de hoy, el labial sigue vendiendo cada año 900 millones de unidades en todo el mundo y firmas reconocidas como MAC venden una barra de labios cada dos segundos. Hoy todo vale y mucho más durante el verano.

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ALGUNOS DE MIS FAVORITOS

Soy una psicópata de las barras de labios y, aunque tengo millones, para mí nunca son suficientes pero me gustaría enseñaros algunas que últimamente utilizo sin parar y que ya se han convertido en imprescindibles para mi.

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Lip Pencil de NARS en tonos Dragon Girl y Luxemburg

Antes de despedirme os dejo un estudio realizado por el aeropuerto londinense de Heahtrow que desvela cuáles son los labiales favoritos de las ciudadanas de más de cincuenta ciudades del mundo.

Espero que os haya gustado, yo soy incapaz de elegir solo un color de labios.

¡Hasta pronto!

Lucía

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