Para todos, nuestro cumpleaños es uno de los días más esperados del año. A unos les gusta celebrarlo con los amigos, otros prefieren una salida en pareja y otros se acomodan con la socorrida comida en familia. Pero se dice, que no todos los cumpleaños de una persona son iguales, sino que hay algunos que se celebran con más entusiasmo, como por ejemplo los 15 años o los esperados 18, con esas ansias por conseguir la mayoría de edad que luego en realidad sirve para bastante poco.
En mi familia, que somos muy de tradiciones raras e inventadas por nosotros porque cualquier excusa es buena para juntarse, hay una especial que, como todos los cumpleaños especiales, solo pasa una vez en la vida. En este caso no celebramos una edad concreta, puesto que puede ser cualquier edad, lo que celebramos es que coinciden los años que vas a cumplir con el día de tu cumpleaños. Ejemplo práctico: el año pasado yo celebré que cumplía 22 años el día 22 de mayo. Pero en esta ocasión no es de mi de quien quiero hablaros, sino de mi hermana. Ella era quien, en esta ocasión, cumplía 21 años el día 21 de diciembre y lo celebramos a lo grande.
Como buenas hermanas, somos muy distintas, pero se nota que al final, nos hemos criado en el mismo sitio, con las mismas personas y con vivencias parecidas por lo que, de vez en cuando, nos aparecen ramalazos de parecido inexplicables en cuanto a gustos, como por ejemplo, nuestra pasión por Audrey Hepburn y su película «Desayuno con Diamantes». ¿Quién no ha soñado alguna vez con plantarse delante del escaparate de Tiffany a mirar esas maravillosas joyas? ¿Y si además de mirarlas puedes entrar y conseguir tu pequeño tesoro? Pues eso hicimos nosotros.
Ella no sabía nada, fue todo una gran sorpresa que estuvimos preparando durante un año. Llevarla a Nueva York era demasiado exagerado, pero Laura (que así se llama mi hermana) llevaba meses insistiendo en ir a Paris y nosotros que somos unos enamorados de la ciudad de la luz y el amor no lo dudamos ni un segundo. Reservamos los billetes de avión y el hotel y esperamos pacientemente y guardando el secreto hasta que llegó el gran momento.
Todo se resolvió en una llamada de teléfono que le hice cuando ella estaba comiendo con toda la familia (menos conmigo porque sabéis que yo ahora vivo en Madrid) y que se resume así:
YO: Laura?? Oye, tu sabes donde está la maleta azul??
LAURA: Si claro, está en el armario del piso.
YO: Pues tienes que ir a recoger tu regalo de cumpleaños a Paris. Sales en unas horas…
LAURA: A Paris!!!!!!!!!!!!!!!!!
Después del shok inicial, todos menos mi chico y yo salieron para Paris donde pasaron un par de días estupendos. Dos dias y un vuelo infernal después nos reunimos con ellos donde se llevó la segunda sorpresa. Y por fin llegó el día esperado. Laura pensaba que su regalo era el viaje con la familia, pero no.
El sábado 21 de diciembre nada mas abrir los ojos fuimos dándole pistas relacionadas con la famosa película hasta que, después de desayunar en la Angelina (la pastelería-café favorita de Coco Chanel y una de las más bonitas en las que he estado) fuimos paseando por la milla de oro parisina hasta llegar a la tienda Tifanny, donde por fin y como sorpresón final consiguió su regalo.
Compartir estos momentos con tu familia y seres queridos no tiene precio y esperamos que ella lo recuerde siempre tan especial como lo fue para nosotros.
Espero que disfrutéis mucho lo que queda de vacaciones de navidad y…
¡Feliz Año Nuevo!
Eres un bombonazo. Yo no lo habría contado mejor mi pequeña escritora. Muchas gracias. Te quiero
Gracias a ti!!
Impresionante regalo de cumpleaños…!!!… Si señor… vivan las tradiciones raras e inventadas !!!
Muchas gracias guapa!! La verdad que pasamos unos momentos geniales. Un beso enorme
Vaya tela que pasada Lucía, seguro que de la emoción casi os dá un infarto a todos los que alli estabais jaaaaaaaa, pero que habrá valido la pena, estoy segura, y forever!
Yo quiero un cumple así,
Muakis!
Fue precioso Nuria,
Gracias!!